Subir un barco a una montaña, una exposición de Guillermo Velasco Páez

    Fecha

    Horario

    De lunes a viernes de 10 a 21h

    Coordinadores

    Norberto Álvarez Gil y Jaime Gil Arévalo

    Lugar

    Espacio Laraña

     

    Inauguración jueves 4 de abril de 2024 a las 19h.

    Comisario Norberto Álvarez Gil 

     

    El pintor como héroe de lo absurdo

    En el año 1982 el director de cine Werner Herzog estrena su película Fitzcarraldo, cuyo argumento está centrado en el sueño obsesivo de su protagonista de construir un teatro de ópera en medio de la selva del Amazonas. Para financiar tan difícil proyecto, el protagonista decide aprovechar la riqueza del caucho de la zona selvática. El extravagante plan se complica cuando es necesario transportar un barco de vapor de gran tamaño, y subirlo a una alta montaña para alcanzar un brazo inexplorado del Amazonas, con una alta riqueza en caucho.  El barco parece surcar la montaña con una lentitud milimétrica, empujado por las tribus indígenas. Esta escena se convierte en un icono cinematográfico por su carga simbólica, mitológica y por su plasticidad.

          El título de la exposición está inspirado en esta secuencia, no solo por lo poético, también y sobre todo, por lo absurdo, inútil y surrealista de la frase, la cual nos indica claramente las intenciones de su autor, Guillermo Velasco Páez (Palma del Río, 1992), que se nos presenta con una obra pictórica muy fresca en su técnica y en su discurso, utilizando un lenguaje muy cercano al cómic. Referenciando en su obra temas banales de diferente procedencia, normalmente asociados a las pantallas o soportes digitales, como buen milenial, conjugados con otros temas más profundos extraídos de la mitología, la literatura o el cine, y en muchos casos añadiendo el humor como conexión con el espectador. Este “cocktail” conceptual, unido a una técnica pictórica de concepción tradicional, pincelada suelta y un estilo que podríamos ubicar entre el neosurrealismo, el cartoon o el neopop, da como resultado una obra muy compensada a la vez que rompedora, intuyéndosele un amplio recorrido.

          Su proceso creativo está precedido de una investigación asociativa de ideas, y cuando elige la imagen o el conjunto de ellas, el primer paso es darle forma sobre el papel, de una forma bastante tradicional pero rápida y concisa. Este paso es muy espontáneo, ágil y versátil, para que la idea no se fugue o se transforme en otra cosa. Si finalmente ese boceto llega a ser una obra definitiva, por el camino van surgiendo cambios y va tomando decisiones cromáticas y formales, todo ello de una forma muy intuitiva pero meditada. Guillermo no concibe sus pinturas de una forma unitaria ni seriada, sino más bien con una idea de conjunción, de proyecto total, en el que todo funciona con todo, independientemente de que haya temas diferentes dentro del mismo discurso. Además, le ocurre habitualmente que hay piezas que denomina “cuadros llave” dentro de un proyecto que quedan aparcadas para abrir nuevas ramas dentro del mismo discurso en el futuro.

          En esta muestra se pueden apreciar un discurso principal que gira en torno al autorretrato. El autoreferenciarse desde el punto de vista de la acción del pintor autómata, que trabaja de una forma obstinada en el estudio, centrándose más en el acto creativo en sí mismo que en las dinámicas racional o conceptual de la pintura. La representación del pintor como héroe de lo absurdo, al igual que representa Herzog a su protagonista Fitzcarraldo subiendo el barco a la montaña.

          Además, se pueden intuir otro tema transversal dentro del discurso principal, como es la alusión al mito de Sísifo, el cual fue castigado eternamente por Zeus a hacer rodar una roca por una colina, sin poder conseguirlo nunca. Este mito ha sido interpretado de varias maneras a lo largo de los siglos. Una interpretación común es la representación de la lucha humana contra el inevitable destino, simbolizando una tarea interminable y sin sentido, mientras que la roca que él empuja representa la carga pesada y constante de la existencia humana.

          En el caso de la obra de Guillermo podemos observar cómo ha representado un mismo elemento (una roca humanoide que el artista Philip Guston representó en un dibujo) y lo ha utilizado como objeto de estudio obsesivo, haciendo diversas propuestas de equilibrio entre elementos, referenciando y conectando las tres ideas principales del discurso:

     

    BARCO – SÍSIFO – ROCA

    HERZOG – MONTAÑA – GUSTON

     

    Norberto Álvarez Gil

    Comisario