NUBES
Datos básicos
Fecha
Horario
Coordinadores
Lugar
Documentos relacionados
RECORRIENDO EL CIELO (SKYING)
Como respuesta a las elaboradas composiciones neoclásicas, algunos artistas como Alexander Cozens dirigieron sus esfuerzos a la realización de trabajos modestos con un interés por la representación de la verdad concreta de lo que observaba. Entre los cuatro tratados que realizó este artista, destacamos Un nuevo método para estimular la invención del dibujo de composiciones originales del paisaje (1785) donde desarrolló el concepto de “invención del paisaje”. Esta arrolladora idea no consistía en imitar a la naturaleza, sino en crearla. El tratado se presentaba como un conjunto sistematizado para ser utilizado a la hora de representar el paisaje. Se centraba en los diferentes aspectos individuales que, bajo su punto de vista, conformaban la naturaleza. De ahí su interés por hacer una taxonomía sobre la variedad de nubes reconocidas.
Recorriendo el cielo o Skying es el término que acuñó el pintor romántico John Constable, heredero del interés por las formaciones y los cambios nubosos de Cozens, para hablar de sus recorridos celestes y que podríamos aplicar a los trabajos que nos presenta en esta exposición Miguel Ezquerro (La Rioja, 1989). Son una suerte de paisajes bastante particulares que más que encarnar un espacio concreto representan una selección de transiciones temporales de la atmósfera que nos rodea. Para ello podríamos destacar el empleo de dos recursos que se encuentra íntimamente relacionados. El primero de ellos es el uso de una estructura reticulada. Los propios contornos geométricos de los soportes que emplea se van yuxtaponiendo y consigue unas composiciones panorámicas que invitan a ser recorridas o incluso a imaginar el paisaje completo. Esta técnica de ampliación del soporte a partir de una trama ensamblada , conecta con la metodología de los paisajes y videos de David Hockney. A fin de cuentas lo que pretende es crear un espacio donde el espectador se sienta inmerso en una experiencia pictórica desde un lenguaje figurativo. Estas particularidades se contraponen a los conceptos que estableció Rosalind Krauss en La originalidad de la vanguardia y otros mitos modernos con respecto al empleo de la retícula como forma emblemática del arte moderno y que relacionó con un tipo de lenguaje plástico “antinatural, antimimético y antirreal” (Krauss, 1979, p. 22).
El segundo de los recursos es el uso del color aplicado en grandes extensiones degradadas que consigue aludir a las dimensiones espacio y tiempo. En ocasiones, las transiciones van desde el azul intenso hasta llegar casi al blanco puro evidenciado por la propia luminosidad del soporte o bien, virando a naranja o violeta que anuncia la aurora o el ocaso del día, respectivamente. El cromatismo de las nubes puede revelar el momento del día o la probabilidad de lluvia. Sin embargo es más interesante aún el papel de testigo que dicho color hace ya que nos puede indicar en qué posición se encuentra el sol o el espectador con respecto a las nubes representadas.
Las transiciones divididas en cada obra de Ezquerro nos presentan un repertorio increíble de matices cerúleos que nos recuerdan a la invención del cianómetro ideado por uno de los precursores de la meteorología y el alpinismo como fue Horace-Bénédict de Saussure en 1789. Con este dispositivo a modo de rueda circular se medía la intensidad de azul que existía en el cielo y llegó incluso a distinguir hasta cincuenta y dos tonos. Este medidor permitía de una manera aproximada saber la altura a la que se estaba situado determinado fragmento del cielo o la cantidad de vapor de agua en la atmósfera, evidenciándose a partir al desvanecimiento de la intensidad del azul. Las composiciones de Ezquerro nos dejan intuir estos datos e incluso, por la información suministrada por las nubes representadas en cuanto al tipo, forma y color si pudieran o no acabar en tormenta.
No quisiera dejar de lado el aspecto de fugacidad emocional que se esconden estos celajes. Esta característica se nos revela en los primeros pasos que Ezquerro realiza para abordar sus composiciones. Evidentemente la fotografía es una de sus aliadas. Pero usada sin manipulaciones, como sucedía al comienzo del descubrimiento de la misma y que servía para representar objetivamente. En nuestro caso, la realidad o verdad de Ezquerro que mira por el objetivo y lanza una exhortación celestial, reclamando ser partícipe del espacio que le rodea. No se queda en el dato archivado, sino que posteriormente lo disecciona y meticulosamente trata de representarlo desde distintas técnicas como el monotipo, el dibujo o la pintura. Para el cielo y sus formaciones nubosas se vale de la manipulación de las transparencia de los materiales empleados para representar los fenómenos físicos derivados del vapor de agua y la luz a través de diversas acciones pictóricas como la adición, sustracción, rayados, superposiciones, … dando lugar a cirros, nimbos, cúmulos o estratos.
Puede que sólo Ezquerro sepa los enclaves exactos que revelan por donde transcurrió los avatares de su propia biografía, sin embargo su aspiración de fijarse en la especificidad de las nubes hace que conecte con un rasgo universal que compartimos los seres humanos como es sentirnos minúsculos ante la inmensidad.
Simón Arrebola Parras. Enero 2019