Exposición "del otro, y así" de Antonio Pedraza
Datos básicos
Fecha
Lugar
"del otro, y así" constituye la primera exposición individual del artista Antonio M. Pedraza Sánchez, una muestra planteada de manera específica para el Espacio Pasillo de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. En el recorrido se presentan una serie de obras realizadas en los últimos meses, en las que la influencia del cine, la literatura o el ajedrez se articulan -de nuevo- como elementos claves para participar en el juego propuesto por el autor. Pedraza interroga al espacio y al espectador a partes iguales, obteniendo una dialéctica única entre estos componentes en los que lo gráfico y lo tridimensional se muestran como piezas clave en este tablero. El absurdo, la risa, el erotismo, y lo cotidiano son estrellas dentro de la constelación de elementos conceptuales y plásticos de los que goza su obra.
Esta exposición, cargada de guiños al arte conceptual y al povera, revela un derroche de técnica al servicio de la idea, en la que la poesía de lo cotidiano convive con el absurdo del devenir humano. Desde la entrada al Espacio Pasillo ya se avisa al espectador que comienza a deambular por un lugar donde su transitar será cuestionado y se le invitará a experimentar ‘la pausa’, paradoja del absurdo que estriba entre el perpetuum mobile y la muerte. Este concepto, presente en varias de las obras, será mostrado a través de luminosos, videoinstalaciones o en pinturas digitales, siendo estas últimas algunas de las piezas centrales.
Mediante la recreación de un mundo propio habitado por personajes cuyos rostros son sacos, la obra de Antonio Pedraza muestra el interior de una cueva, una pared continua azul que sale del espacio bidimensional en el que se encuentra confinado en las pinturas para hacerse tridimensional, en una clara dialéctica entre lo ficticio representado y lo presentado ficcionado. David Lynch (uno de los referentes de Pedraza) dirá: “Todas mis películas son acerca de mundos extraños, mundos a los que nunca podrías ir a menos que los construyas y los reproduzcas en una película. Eso es lo que de verdad me importa a mí las películas: ir a mundos cada vez más extraños”. Pedraza genera plásticamente su propia narrativa cinematográfica en la que el espectador es invitado a sumergirse en la ‘Pared de Terciopelo Azul’, en alusión directa al film "Terciopelo azul" del cineasta canadiense. Este planteamiento plástico a modo de espectáculo dramático, si bien, lejos de ser una reinterpretación cinematográfica, se constituye como mecanismo creativo similar al empleado por otros artistas visuales, como Matthew Barney en su monumental obra "Cremaster". Así, en esta muestra individual, asistimos a la creación de un imaginario propio y personal donde la aparición de fragmentos de texto junto a imágenes extraídas de la red suscita lecturas inesperadas entre ellos, formulando un nuevo espacio -puramente mental- que debe ser reconstruido por el espectador.
Las piezas instalativas y las esculturas son el fruto de la exploración del juego de lo gráfico en el espacio, elaborando dibujos tridimensionales que sostienen de manera frágil elementos poéticos, como los sacos de arpillera u objetos cerámicos. A través de una fina ironía son puestos en relación entre sí, distribuidos en forma de ‘L’, al igual que el movimiento del caballo en el ajedrez. Tanto esta pieza ecuestre como el alfil resumirán actitudes propias del absurdo, en las que la capacidad de desplazamiento diagonal o su capacidad de área de dominio en el tablero -especialmente el caballo-, son realmente significativas. Quizás la risa en el absurdo no pueda ser mejor definida que esta finta del ingenio, es decir, una manera de zafarse de la pesada existencia cuestionando los límites de la misma. En Final de partida, de Samuel Beckett, uno de los personajes pronuncia esta esclarecedora definición de la risa del absurdo: “Nada es más divertido que la desdicha, te lo aseguro... Te lo aseguro, es la cosa más cómica del mundo. Nos reímos, nos partimos de risa al principio. Pero siempre es la misma cosa. Sí, es como la divertida historia que hemos oído tan a menudo, la seguimos encontrando divertida, pero ya no podemos reír más”. Mientras tanto, alguien ríe sin saber por qué, y no nos importa demasiado, quizás lo sepa ‘el otro’.
Guillermo Ramírez Torres