UMBRALES; UNA HISTORIA DE RESQUICIOS Y ESTRATOS ESPACIO-TEMPORALES, una exposición de Eduardo Molina

    Fecha

    Horario

    De lunes a viernes de 10 a 21h

    Coordinadores

    Carlos Ortiz de Villate

    Lugar

    La Transversal

    UNA EXPOSICIÓN DE EDUARDO MOLINA

    COORDINADA POR CARLOS ORTIZ DE VILLATE

    Y COMISARIADA POR ALEXIS ACUÑA PAPIC 

    DEL 4 AL 21 DE OCTUBRE DE 2024 Inauguración viernes 4 de octubre a las 20.30h dentro de la Noche en Blanco

     

    Llegar al concepto de lo inasible mediante la estrategia de la negación, es decir, definir aquello que es inaprensible mediante lo que no es:

    Por una parte, la apelación a lo negativo, es una manera de llamada a lo fantasmal, en el sentido del juego de presencia-ausencia, que da como resultado la persistencia. La negación es la vía para llegar al nivel de lo que sólo puede explicarse con el silencio, con la ausencia de explicación. Es construir una pasarela hacia lo sublime, el misterio de la creación.

    Una búsqueda por conformar vacíos particulares, unos dentro de otros, unos naciendo hacia el interior, otros alcanzando o apenas vislumbrando el siguiente límite, su superficie. Cada vacío un universo en sí mismo; cada conjunto una masa de nebulosas que hacen nacer otros universos unidos entre ellos, fijados en el espacio por el tiempo. Formas que recuerdan esquemas ya elaborados por la naturaleza. La idea de vacío aquí, sin embargo, no es la de algo inexistente, es la afirmación de lo positivo mediante su huella negativa. El vacío es un sistema que resulta pleno y que da sentido, por contraposición a lo que parece completo, pero que necesita de aquel para su confirmación.

    Mediante un juego de llenos y vacíos se genera a través de los intersticios, un tránsito, al cruzar se experimentan los umbrales. Y, los caminos fijados con luz. Es una constante acumulación de etapas, una aglutinación de instantes de ida y vuelta, un pasado de tiempo presente que se transforma en futuro. El umbral es exactamente el espacio entre lo que contiene y lo que es contenido, que es pleno, que pretende ser totalizador. Es una situación o circunstancia entre áreas o universos espaciales contiguos que sólo están en contacto a través de ese límite. El umbral se configura como un espacio para la reflexión, para la detención, para la contemplación entre ambos universos contiguos y antagónicos y exige un ritual de paso, de traslación. Se configura, en sí mismo, como un estado de transformación, pues el que atraviesa ya no es el de antes, tampoco el de después, suspendido en un limbo transitorio.

    El tiempo que aquí se experimenta no se presenta unívoco, ni está quieto, ni corre en una única dirección, sino que es diacrónico y sincrónico a la vez, está compactado por capas. Este juego de distintos tiempos lleva a que se produzcan incidencias en el espacio y la materia con el que aquellos están conectados, provocando marcas, cicatrices, huellas, texturas y, en fin, posos que se montan unos encima de otros, pero sin cubrirse u ocultarse totalmente los unos a los otros, permitiendo su visión; se diría más bien que se puede experimentar al unísono todos y cada uno de ellos, desplegando varios niveles de lectura; desde el  más superficial, el de las formas, hasta el más profundo de transformación de la materia y de los significados, que visualmente nos atan a la experiencia que tenemos de los objetos.  

    Eduardo Molina